Mi idea para el proyecto de instalación es realizar dos recreacionesde dos obras que tuvieron lugar en la década de los noventa con motivo del Sida. Ambas acciones se realizan en la intimidad y se exponen ya como documentación en forma de fotografía o vídeo.
Asimismo, vinculo la idea de la herida a la trayectoria artística de gina pane, por ello decidí seleccionar un texto que trata de su obra: gina pane: intersecciones, Aliaga, Juan Vicente, 2016, MUSAC.
Si abro mi “cuerpo” para que podáis ver vuestra sangre, es por amor hacia vosotros: el otro.
gina pane, 1974.
A continuación se describen y se explican los significados de las obras que recrearé. La información se extrae de una tesis doctoral: El cuerpo enfermo: arte y VIH/Sida en España, Martín Hernández, Rut, 2010, Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
Pilar Albarracín, VIH,1996.
Esta obra de Pilar Albarracín, artista sevillana que parte del tópico para dilapidarlo a través de un lenguaje plástico no carente de sarcasmo e ironía, utiliza en esta ocasión otro de los símbolos o elementos que, de forma más común, se relaciona con la lucha contra el SIDA, por lo menos en lo que a nivel mediático se re ere. El lazo rojo creado por Franc More aparece reformulado en cuanto a que se desprende de las prendas o solapas para clavarse directamente sobre la piel. La obra consiste en una sesión de acupuntura en la que la artista se hace clavar al leres en cuyo extremo gura un lazo rojo. Lo que se muestra al espectador son tres fotografías que aparecen como la documentación de dicha acción.
De alguna manera, ese alfiler que ha ocupado los trajes de aquellos que demandaban solidaridad con los enfermos de SIDA, en ocasiones ha sido utilizado desde la distancia que posibilita un elemento de sus características. Si bien es cierto, que los personajes públicos que lo han utilizado han logrado bastante repercusión al poner el tema en “la palestra”
también lo es que frecuentemente este debate ha quedado en lo superficial, en ese lenguaje tan al “uso” que demandan muchos de los programas televisivos y otros medios de masas. Sobre todo, en los primeros momentos de la campaña de Visual Aids esta expansión del lazo rojo supuso hablar más del tema en cuestión: el SIDA.
Aún así, a pesar de la gran influencia que tuvo en esos primeros momentos, ha sido a veces utilizado como un elemento “de moda” que vendía también una cierta “pose”. Una pose que supone un estereotipo exportable mediáticamente. Aquel con el que se identifican muchas personas que no queriendo dar una imagen complaciente con determinados valores reaccionarios, encuentran identificación con un estilo de vida con visos de alternativo pero igualmente marcado por el sistema, como si de un disfraz crítico se tratara. Un símbolo políticamente correcto que no surge de una actuación directa, como sucede con los Quilts, sino que remite más bien a una imagen concreta.
En este sentido hay que entender la obra de Albarracín cuya acción permite clavar el al ler que sostiene el lazo en su propia carne, implicándose, más si cabe, a través del dolor que esto supone. Según sus propias palabras “ya que los demás no entran en tu dolor, has de mostrarlo tu misma...Aunque el dolor de los al leres sea siempre menor que el dolor interno”479.La artista concibe la obra “no como una transcripción documental de lo existente, sino como forma de producción de pensamiento y vida, como regalo que necesita respuesta del otro, al que directa o indirectamente se solicitan nuevas formas de acción, de amor y conciencia, es decir de implicación”480. Cuando el lazo ocupa la ropa o la vestimenta se convierte en un elemento fácil de cambiar o de mudar, como si al desvestirnos el acto de solidaridad acabara. El lazo rojo de la artista sevillana se puede relacionar con el espíritu del tatuaje o el piercing que, desde el momento en que intervienen en la propia piel también están constituyéndose como elementos con visos de más perpetuidad.
Por otra parte, la secuencia de las tres fotografías que resumen la acción están ambientadas en un interior que queda remarcado por la ventana que aparece al fondo en la primera de ellas. Así, revierte el escenario en el que suele aparecer este símbolo utilizado siempre en el ámbito público, hecho que transforma también su sentido. Reflexión que parece indicar que los actos de solidaridad en torno al SIDA deben empezar por una concienciación privada del problema que la enfermedad supone para poder exportarlo con coherencia al ámbito público. Transcendiendo, de esta manera, la imagen del símbolo para atender a su significado. “La invasión del espacio público con una historia privada actualiza la idea de que lo personal es político”481
Las referencias a la acupuntura, técnica tradicional china utilizada para el tratamiento del dolor, también hace alusión a la solidaridad como un tratamiento para la situación que sufren los enfermos de SIDA. No es la única vez que la artista recurre al alfiler en sus obras, en “Lunares” (2004) el alfiler y la sangre que éste produce, al introducirse en la piel, también están presentes. Como si esta práctica de autolesión fuera un intento de recuperar el cuerpo, de liberarlo de las imposiciones y la sangre pudiera conectarnos con “lo real” que la sociedad reprime y oculta.
El lazo rojo contrasta con la indumentaria seleccionada, blanca como la luz que ilumina la estancia en la que está sucediendo la acción. “Se trata, en suma, de crear un espacio de
imprecisión: no la invención de una nueva imagen, sino el desgaste del imaginario, bajo el influjo del deseo y la imaginación.”482
479 MARTÍNEZ, Rosa. “Pilar Albarracín: Para volar” (en línea). En: MARTÍNEZ, Rosa (coms.). Pilar Albarracín (Reales Atarazanas: del 16 de septiembre al 31 de octubre de 2004). Sevilla: Consejería de Cultura, 2004 (ref. de enero de 2008). Disponible en Web:http://www.pilaralbarracin.com/textos/textos.html
480 MARTÍNEZ, Rosa. “Pilar Albarracín: Para volar” (en línea). En: MARTÍNEZ, Rosa (coms.). Pilar Albarracín (Reales Atarazanas: del 16 de septiembre al 31 de octubre de 2004). Sevilla: Consejería de Cultura, 2004 (ref. de enero de 2008). Disponible en Web: http://www.pilaralbarracin.com/textos/textos.html
481 MARTÍNEZ, Rosa. “Pilar Albarracín: Para volar” (en línea). En: MARTÍNEZ, Rosa(coms.).PilarAlbarracín(RealesAtarazanas:del16deseptiembreal31deoctubre de 2004). Sevilla: Consejería de Cultura, 2004 (ref. de enero de 2008). Disponible en Web: http://www.pilaralbarracin.com/textos/textos.html
482 CUAUHTÉMOC, Medina. “Pilar Albarracín: La perversión de la Spanish Doll” (en línea). En: MARTÍNEZ, Rosa (coms.). Pilar Albarracín(Reales Atarazanas: del 16 de septiembre al 31 de octubre de 2004). Sevilla: Consejería de Cultura, 2004 (ref. de enero de 2008). Disponible en Web: http://www.pilaralbarracin.com/textos/textos.html
Águeda Bañón, El tajo,1993.
Otra obra de Águeda Bañón que reflexiona sobre el cuerpo marcado es El tajode 1993. En este vídeo la artista analiza la nueva forma de relacionarnos con los fluidos de nuestro cuerpo en la era del SIDA. “En un único plano secuencia podemos ver una imagen cuyo rostro queda parcialmente fuera. Con una cuchilla de afeitar se provoca una herida en la parte delantera del hombro que, una vez que empieza a sangrar, es lamida en una especie de ritual onanista. La sangre aloja el VIH y se vuelve a introducir en los fluidos vitales por medio de la lengua. Una circularidad buscada del fluido sanguíneo, entendida por la artista como un nutriente”528. Una perspectiva interesante la que permite esta pieza, ya que
normalmente el tema de los fluidos corporales en relación al SIDA casi siempre suele venir expuesto en base al “otro”. Es decir, aquel que puede contagiarse a través del intercambio de fluidos con una persona infectada, en cambio la relación que el seropositivo establece con su propio cuerpo, con sus fluidos, consecuencia misma de su propia fisicidad, ha sido escasamente abordada. La herida permite que la sangre que circula por el interior del cuerpo salga al exterior, haciendo visible y consciente su existencia.
El objetivo de la herida autoinflingidatiene que ver justamente con esto, la necesidad de hacer patente desde un punto de vista físico, no representacional, la sangre que se establece como vehículo de contagio. En ese juego que se establece entre interior y exterior, en el que el fluido vuelve al organismo, está acotando un proceso que también tiene que ver con una intención pedagógica en torno a las formas de contagio. El miedo que la sociedad contemporánea experimenta en torno a los fluidos viene propiciado, en gran manera, por su condición de líquidos transmisores de enfermedad. Miedo que genera comportamientos irracionales que han hecho del contacto físico un acto de extremada intimidad.
La sangrees un fluido altamente connotado, todas las sociedades le han otorgado una especie de poder ligado a la vida y la muerte. Estas connotaciones son todavía más fuertes a consecuencia del VIH. La propuesta de Bañón que hace de la sangre el elemento principal de la obra, se relaciona con otros artistas contemporáneos que han utilizado, en los últimos años, un “lenguaje de los fluidos corporales” como símbolo de una crítica a nuestra sociedad, a sus prejuicios y nuevos tabúes, en el que sobrevive el desprecio al cuerpo. Ese cuerpo que, enfermo, tiene que aprender a relacionarse de otra manera, un lugar en el mundo que se antoja opresivo, pero que, a través de visiones como la de Bañón, se configura como abierto, permeable, de límites difusos, un soporte de expresión a través del cual experimentar nuevos retos, esperanzas y miedos.
528 MIRALLES, Pepe. “Chico seropositivo busca....”. En: ALIAGA, Juan Vicente (Ed.), Miradas sobre la sexualidad en el arte y la literatura del siglo XX en Francia y España. Valencia: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2001, p.197-98.
Comments